Artur Álvarez encarna la segunda generación de una familia entregada a los caballos en el C.A.V.A. Una afición que le da de comer y que hubiera podido ser otra, ya que me cuenta que de no haber sido jinete hubiera sido piloto de carreras. Ambos binomios requieren una auténtica disciplina para destacar y lo que está claro es que Artur ya ha demostrado, sobradamente, lo que le han inculcado sus padres: perseverancia y trabajo sinfín. Es curioso que además de la hípica, Artur, disfrute con el esquí, un deporte que depende exclusivamente de él, ¿será una buena terapia para desconectar de los binomios?

  

¿Cómo se vive en una familia de caballos?

Yo tengo la suerte de que en mi familia vivo bien, muy bien. Trabajando mucho y ya está, pero si puedes trabajar de lo que te gusta y puedes vivir de esto es fantástico. Es lo que siempre me dicen mis padres ¡¡Que no falte el trabajo!!

¿Y habláis todo el día de trabajo?

No, la verdad es que no. De hecho, procuramos no hablar mucho de caballos, aunque siempre acaba saliendo alguna cosa.

¿Condiciona mucho ser el hijo de Víctor Álvarez?

Sí, imagino que sí claro. Siempre conocen a tu padre y esto condiciona a veces en cosas buenas y también en malas.

¿Las buenas?

 Siempre ha trabajado para tener una imagen y la gente, de algún modo, de entrada te conoce por él.

¿Las malas?

Que tienes que intentar mantener un poco la buena reputación, jajajaja que esto es lo que resulta más complicado. ¡Uno hace lo que puede!

¿Y de Maya?

Ser hijo de Maya te hace, en cierta manera, espabilar e ir para adelante.

¿Cuál fue la primera vez que montaste a caballo?

Diría que tenía dos años pero cuando empecé a montar debía tener entre cuatro y cinco.

¿Te has planteado hacer alguna otra cosa?

Muchas veces me he planteado  entre seguir adelante o dejarlo, sobre todo cuando tenía entre 12 y 16 años. Lo cierto es que tuve muchas dudas pero a partir de los 17, empecé a trabajar seriamente. Y a medida que vas trabajando vas conociendo más el mundo del caballo y no tanto el mundo de la competición y cada vez te va enganchando más.

¿Qué hubieras hecho de no montar?

Yo creo que alguna cosa de motor que es lo único que me tira igual que los caballos. Me hubiera gustado ser piloto, pero necesitas mucho dinero o estar muy metido en este mundo.

¿Cómo es tu día a día?

Básicamente doy clases de equitación, concretamente, de doma y también me dedico a montar algunos caballos. Además, soy profesor de equitación de FP en el C.A.V.A.

¿Qué cosa cambiarías del mundo del caballo?

Me gustaría que se fuera conociendo más cómo es el animal en sí para llegar a entenderlos mejor. Hay una cosa que me sorprende… creo que hay gente que está compitiendo que me da la sensación que los conoce bien poco.

¿Cómo lo harías?

Estudiándolos, mirándolos, pasando muchas horas con ellos para darte cuenta de cuando están asustados, cuando están contentos, enfadados o, simplemente, cuando están bien. Y esto sólo te lo puede dar el día a día

¿Qué es lo mejor que has aprendido de tu padre?

De hecho, lo mejor que estoy aprendiendo es la constancia y el esfuerzo del día a día y trabajar duro para conseguir alguna cosa.

¿Cuál es tu objetivo?

Tengo a largo y a corto plazo, pero con un nexo común: acabar montando bien, pero cuesta mucho. Me planteo llegar a hacer un Gran Premio de aquí a dos años. Poner un caballo a Gran Premio me gustaría mucho. Y a corto plazo, aprender el día a día al máximo y montar muchos caballos para aprender todo lo que se pueda.

¿Qué es lo que te gustaría cambiar del C.A.V.A?

Siempre hay cosas a mejorar pero, en realidad, a mi me gusta como está. Me parece bien todo, quizá, es que hacemos muchas cosas a la vez pero, en realidad, no me atrevería a cambiarlo porque no sé si sería capaz de hacerlo mejor.

¿Has estado montando fuera?

Los veranos de los 14, 15  y 16 años estuve montando un año en Alemania y dos en Holanda. No hay mucha diferencia respeto aquí pero es cierto que allí hay más cultura de caballos. Aunque muchas de las cosas que me decían allí ya me sonaban de aquí.

¿A nivel de competición tampoco notaste diferencias?

Si, Holanda, Gran Bretaña y Alemania están más avanzadas porque la gente allí es más competitiva y aquí en cambio los que competimos somos poquitos.

¿Y en cuanto a los jueces notaste alguna diferencia?

Me imagino que los jueces deben intentar hacer lo mismo en un sitio que en otro, ahora bien, si lo consiguen o no esto es otra cosa. Para mí la diferencia más que por países se manifiesta por establos, ya que cada uno tiene su estilo pero en  Alemania y Holanda, es cierto que hay un estilo, sin embargo, aquí en España hay más de un modelo con lo cual, de momento, me gusta más lo que se estila allí.

¿Cómo escoges tu material?

Me gusta probar material y me quedo con lo que voy más cómodo porque hace sentirme mejor. El otro día nos trajeron unas monturas para probar y siempre nos apuntamos para darnos cuenta de qué es lo que nos gusta y creemos que nos va mejor.

¿Qué crees que nos hace falta en España a nivel de equitación?

Aprender más de la gente de fuera y tratar de ver cómo va la gente buena para poder llevarlo para acá. Jinetes que compiten aquí como Carlos Torell, Bea Ferrer Salat.., creo que lo hacen muy bien pero todavía hay pocos como ellos.

¿Has hecho alguna otra disciplina hípica a parte de la doma?

He saltado un poco, he hecho un poco de cross. Y ahora quiero probar el horseball porque es una cosa que me apetece probar. Dicen que va muy bien para la soltura con el caballo. Los de doma tendemos siempre a ir un poco rígidos y cogidos por todas partes y, en cambio, en horseball es otro extremo. Te estiras porque te agachas a buscar la pelota, galopas de pie…, en fin es otra historia.

¿Les tenéis manía a los de salto?

No, yo personalmente no…, que va. Pero también tengo que decirte que me molesta que venga uno de salto y me etiquete como “este domero”  pero de esto a tenerles manía nada de nada. Es más, algún día me gustaría competir también en salto.

Qué parte de cabeza tiene este deporte?

Mucho. Es un poco como todo, el cuerpo va funcionando con la cabeza y tienes que ir cogiendo experiencia a medida que vas aprendiendo.

¿Cómo te preparas para la competición?

Intento hacer una buena preparación primero del caballo y, a partir de aquí, si está todo medianamente bien, luego voy a la competición como si estuviera en casa. Hay muchas cosas previas en la competición que funcionan como hacerte un horario para ir tranquilo e ir siguiéndolo. Pequeñas cosas que funcionan como por ejemplo visualizar la reprisse en la pista en la cual vas a competir, etc

¿Qué te impresiona más?

Quizá lo que más me impresiona cuando compito es el nivel de competitividad. Es decir, cuando me doy cuenta que es complicado sacar puntos y que hay más como yo que también sacan puntos. De hecho, en el momento antes de salir a pista sí que tengo nervios, pero una vez estoy dentro ya no.

¿Tienes alguna manera de mitigarlos?

Respirar y centrarme en el caballo y no pensar en nada más. Y llevar la mente hacia donde tú quieres y no dejar que piense en otras cosas.

¿Cuál es la relación profesor-alumno?

Yo creo que siempre tienes que creer en tú profesor y si no crees tienes que cambiar. Y a partir de aquí, le debes respetar en una relación abierta por lo que si le pierdes el respeto debes cambiar sin más y ya está.

¿Siendo tan joven te cuesta más que te respeten?

Yo creo que me respetan bastante. No tengo ningún problema. He tenido la suerte que yo también he respetado a los profesores que he tenido con lo que ellos también lo han hecho conmigo.

¿Es fácil recibir clases de tu padre?

Antes me cogía una hora entera pero ahora sólo me va indicando las cosas y deja que seamos nosotros los que vayamos cogiendo nuestro aire y, a medida que nos vamos equivocando, siempre está allí para irnos dirigiendo. Siempre está allí cuando necesitamos una cosa y nos advierte si se lo pedimos y, cuando él ve algo que no toca también nos lo dice.

¡¡Y ahora lo que toca después de la charla de un lunes en el C.A.V.A es comer y después volver a trabajar!!!